¿Te has preguntado alguna vez por qué algunas personas te cortan cuando intentas decir algo?

¿O por qué se burlan de ti durante una reunión social?

Puede ser muy desalentador e incómodo cuando no te aprecian, más bien te respetan.

El ciclo de dar y ganar respeto es esencial para cualquier tipo de relación. No se consigue fácilmente y hay que trabajar para conseguirlo.

Si no sabe por qué le faltan al respeto, siga leyendo. Estas 13 razones pueden ayudarle a comprender mejor su situación y sugerirle cómo abordarla.

Las 13 razones principales por las que la gente no te respeta

1) Tus chistes destrozan a la gente

Los chistes son para hacer gracia.

El problema es que si la gente no te conoce y viceversa, tus bromas pueden salirte por la culata aunque no tengan intención de ser hostiles o prejuiciosas.

Decir algo como "Eh, estaba bromeando" o "Era una broma", será demasiado tarde.

Las bromas, aunque sean "medianamente intencionadas", pueden provocar un suicidio social, sobre todo si se burlan de otras personas o las menosprecian. Cuando esto ocurre, se socava su autoestima.

A la gente le molestará tu humor y no querrá perder el tiempo escuchándote.

Qué puedes hacer tú:

Observa mejor cómo responden los demás a tus bromas y sé más consciente de cómo pueden influir en la conversación.

El humor es diferente para cada persona y, aunque (a veces) puede estar bien bromear con gente con la que te sientes cómodo, podrías ofender a alguien que estuviera al alcance de la broma.

Recuerda que hay bastantes personas que se vuelven hostiles hacia quienes creen que está bien bromear sobre los demás de forma que los menosprecien, y cualquiera que no te conozca asumirá que entras en esta categoría.

No tienes por qué dejar de bromear, sólo tienes que encontrar otra forma de mostrar tu sentido del humor para no acabar ofendiendo a la gente.

2) Hablas demasiado de ti mismo

¿Te has fijado alguna vez en cómo la gente se cierra en banda y hace ciertas expresiones faciales cuando empiezas a hablar de ti mismo?

A la gente le encanta hablar de sí misma porque le hace sentir bien, sobre todo cuando habla de sus logros.

Pero reconozcámoslo: a nadie le gusta rodearse de narcisistas, personas que hablan de sí mismas todo el día.

Cuando hablas demasiado de ti mismo, no permites que se produzca una conversación sana. La gente puede impacientarse e incluso interrumpirte. Al final pueden acabar evitando tu presencia para no tener que sentarse a escucharte cotorrear todo el día.

Qué puedes hacer tú:

Si ellos pueden escucharte, ¿por qué tú no?

Haz que la conversación gire en torno a la otra persona e involúcrate en ella. Haz preguntas no por cortesía, sino por auténtico interés, para poder corresponder al gesto amable que te han brindado.

A la gente le encanta compartir historias sobre sí misma porque crea vínculos que ayudan a fortalecer las relaciones. Si les haces sentir que estás presente, implicado y centrado en ellos, ellos empezarán a hacer lo mismo contigo.

3) No hablas de ti en absoluto

Si los narcisistas caen en un extremo del espectro de la conversación, una persona socialmente torpe que no habla en absoluto cae en el otro extremo. En toda interacción social debe haber un equilibrio de intercambio.

Si no hablas de ti mismo, no das motivos para que la gente se interese por ti.

Podrías ser la persona más inteligente de la sala, pero si no te esfuerzas en demostrarlo, nadie se molestará en averiguarlo.

Qué puedes hacer tú:

Si te sientes incómodo hablando de ti mismo, ¡no te presiones!

Puedes empezar con temas impersonales. Elige temas neutros como viajes, deportes o actualidad.

Cuando sientas que estás preparado para abrirte, decir lo que piensas y compartir tus historias, hazlo. Puede cambiarte la vida.

4) Parece que tienes baja autoestima

Dicen que la belleza está en la piel. Y aunque la autoestima va más allá de las apariencias físicas, cómo te sientes cuando te miras al espejo afecta a ella.

Puedes ser la persona más guapa del mundo, pero eso no importará si te encorvas y pareces un desastre.

Según un estudio, tu postura puede afectar a tu estado de ánimo general. De hecho, puede ayudar a aumentar "la confianza en tus propios pensamientos".

Cuando tienes una mala postura, das la impresión de ser perezoso. La gente puede pensar que te falta confianza para mantener una conversación, por no hablar de tomar buenas decisiones.

Qué puedes hacer tú:

¿Sabías que las posturas poderosas también aumentan la confianza en uno mismo?

Haz una pose cada mañana para obtener tu dosis de autoafirmación y verás la diferencia. Seguro que el aspecto no importa a mucha gente, pero cómo te presentas, sí.

Recuerde: las impresiones cuentan.

Cambia tu vestuario y ponte un régimen de cuidado de la piel. De paso, haz un par de horas de ejercicio. Un poco de cuidado personal puede llegar muy lejos.

Además, aunque se trate de arreglos superficiales, debes saber que la verdadera belleza empieza mucho más allá de tu aspecto físico: empieza por tu autoestima, que a veces no tiene nada que ver con tu aspecto.

La autoestima se construye teniendo una fuerte relación con uno mismo emocional, espiritual y mentalmente.

Si te preguntas cómo empezar, encontré esta clase magistral sobre Amor e intimidad que me ayudó a hacerlo.

Creada por el chamán internacional Rudá Iandê, es una clase magistral gratuita diseñada para ayudarte a encontrar y alimentar esa conexión contigo mismo.

Esta clase magistral sembró en mí una semilla que tuvo un efecto dominó positivo en mis círculos sociales y en mis relaciones con los demás.

Transformó mi vida de muchas maneras, y creo que también lo hará para ti, si luchas contra la baja autoestima.

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5) La gente te interrumpe y te parece bien

Es normal que en las conversaciones se interrumpa a la gente y no todas son intencionadas. Pero si te ocurre más a menudo y parece que no te importa, puede que esa sea la razón por la que no te respetan.

Incluso si crees que estás siendo cortés, debes saber dónde y cuándo poner el límite.

Cuando permites que te interrumpan, les haces creer que está bien hablar por encima de ti y que tus opiniones no importan.

Qué puedes hacer tú:

La próxima vez que alguien te interrumpa, intenta terminar lo que estás diciendo y luego vuelve a dirigirte a esa persona. Lo importante es que hagas saber a la gente que quieres que te escuchen.

Decir cosas como "Espera, por favor, déjame hablar" o "Perdona, me gustaría terminar lo que estaba diciendo" puede ayudar. Incluso puedes levantar la mano y cambiar el tono de voz para que la atención vuelva a centrarse en ti.

Si en algún caso no tienes la oportunidad de terminar lo que quieres decir, no pasa nada.

Lo que importa es que hagas saber a la gente que tienes algo que decir, para que luego te den la oportunidad de hablar.

6) Interrumpes a otros que están hablando

En algunas situaciones, como las reuniones familiares, se oye hablar a todo el mundo a la vez y la única forma de interrumpir la conversación es entrometerse. Puede ser caótico y una locura, pero en conjunto es divertido de ver.

Es interesante mencionar un estudio que demostró que las interrupciones en las conversaciones dependen de con quién se habla, que, en realidad, es según el sexo.

Cuando interrumpes a la gente cuando no es absolutamente necesario, les haces sentir que lo que dicen no te importa. Te encontrarán grosero y puede que te encuentres hablando solo.

Qué puedes hacer tú:

Ponte en el lugar de la otra persona y piensa en cómo te sentirías si te interrumpieran groseramente. No es la mejor sensación del mundo.

A menos que la persona esté hablando mal o burlándose de otra, cállate y espera a que termine antes de intervenir. Si tienes que hacerlo, sé educado.

7) Discrimina por sexo, religión, raza

Si fueras un cómico de stand-up y escribieras tu sketch, desinhibidamente, en torno al género, la religión, la raza y la etnia, mucha gente podría no encontrarlo ofensivo. De hecho, muchos de ellos podrían encontrarlo entretenido.

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Sin embargo, si no lo eres y te encuentras diciendo comentarios discriminatorios contra la edad, la raza y el género, podrías acabar teniendo una pelea a puñetazos que podría ser tendencia en las redes sociales.

En los últimos años se han creado movimientos y organizaciones en favor de la igualdad y la inclusión.

Cuando se hacen comentarios discriminatorios sobre la edad, el sexo, la religión, la raza o la etnia -seamos o no conscientes de ello- se resta importancia a historias de opresión que miles de personas sufren hasta el día de hoy.

Pierdes el respeto de la gente porque devalúas lo que son como personas. Es perjudicial y, sencillamente, hiriente.

Qué puedes hacer tú:

Si te han hecho daño antes por lo que se dijo de ti, no deberías desear lo mismo a otras personas.

Intente ponerse en el lugar de otra persona y piense qué sentiría al recibir sus comentarios. Y lo que es más importante, reconozca sus propios prejuicios. Sea sincero consigo mismo.

8) No escuchas

¿Alguna vez has oído a una madre decir a su hijo pequeño: "Sé que me oyes, pero no me escuchas"?

La comunicación eficaz es un proceso recíproco y la escucha activa constituye la mitad del mismo.

Cuando te niegas a escuchar las ideas y opiniones de otra persona, no le das el respeto que se merece como persona, lo que da la impresión de que no importa.

En última instancia, no escuchar es de mala educación.

Qué puedes hacer tú:

Presta atención. Aunque el tema de la conversación no despierte mucho interés, esfuérzate por ser paciente y prestar toda tu atención.

Deja que los demás ejerzan su derecho a expresarse. Al darles la oportunidad de hablar, das a la relación una oportunidad de crecer.

Quién sabe, a lo mejor aprendes un par de cosas.

9) No cumples tus compromisos

¿Cuántas veces has confirmado planes con tus amigos para una reunión y luego has fallado en el último momento?

¿Alguna vez prometiste a tus padres que los sacarías de la ciudad un par de semanas, pero nunca fuiste?

Si prometes hacer algo y no lo haces, la gente pensará que no serás capaz de mantener tu palabra en el futuro, acabarás perdiendo su respeto y no tendrán motivos para volver a escucharte.

Qué puedes hacer tú:

Predique con el ejemplo.

La confianza es una moneda cara hoy en día, y cuando la construyes con la gente cumpliendo tus compromisos, te ganas su respeto. Asegúrate de cumplir tu parte del trato.

Si las circunstancias no te lo permiten y no porque hayas perdido el interés, haz un esfuerzo para al menos descolgar el teléfono y explicarte. Es mejor que quedar plantado.

10) No te pones límites a ti mismo

¿Alguna vez has tenido amigos que iban a tu casa cuando querían, asaltaban tu frigorífico y dormían en tu sofá sin preguntarte si les parecía bien?

¿O alguna vez has recogido a un amigo para ir a una fiesta sólo para descubrir que también tendrías que recoger a 3 personas más porque tu amigo ya se había comprometido y tú dirías que sí aunque realmente no quisieras?

Los límites sólidos son buenos porque crean tu propio espacio personal.

Cuando no te los impones, la gente, incluso los más cercanos, pueden pensar que no tienes agallas y se aprovecharán de tu amabilidad y generosidad.

Qué puedes hacer tú:

No tienes por qué decir "sí" todo el tiempo y no debes sentirte culpable por ello.

Haz una lista de las cosas con las que dijiste que estabas de acuerdo, pero no lo estabas. Si esos casos ocurren con tus amigos, pide hablar de ellos. Ten claros tus límites y por qué los estableces.

Entiende que, en realidad, algunas personas se comportarán de forma irracional incluso cuando los límites estén súper claros. Si tus amigos no se molestan en reconocer los límites que has establecido, puede que no merezca la pena mantenerlos.

11) Te centras en lo negativo

A medida que la gente envejece, tiende a prestar más atención a todo lo negativo. Es como una defensa y una protección contra el mal.

Cuando tienes toda esta negatividad dentro y alrededor y nada positivo sale de tus labios, la gente pierde interés en lo que tienes que decir. Acabarás perdiéndote las cosas buenas de la vida, como tus amigos.

En general, la gente no quiere estar con pesimistas. Así que la próxima vez que llames a tu mejor amigo, lo más probable es que te manden al buzón de voz.

Qué puedes hacer tú:

Si te sientes inclinado por naturaleza hacia lo negativo de las cosas, pregúntate por qué.

La vida no es perfecta. No todos los días son divertidos, y es normal tener días malos, como le ocurre a la mayoría de la gente.

Pero hay que encontrar un equilibrio entre lo bueno y lo malo. Debe ser una decisión consciente para mejorar tu perspectiva de la vida y tus relaciones.

12) No controlas tu ira

Enfadarse es una reacción normal y la gente se comporta de manera diferente cuando se enfada.

La mayoría de las veces, enfadarse acaba en decir cosas hirientes porque se tiende a perder toda la sensibilidad sobre la situación. Las relaciones se resienten mucho si uno se deja llevar por las emociones.

Cuando decides perder los nervios incluso por las cosas más insignificantes, la gente puede pensar que estás loco. Les demuestras que no tienes ningún tipo de autocontrol y que no puedes mantener la racionalidad en situaciones de estrés.

Así se pierden relaciones.

Qué puedes hacer tú:

Cuando sientas que estás a punto de estallar de ira, da un paso atrás y busca la mejor manera de calmarte.

Cuando te esfuerzas por ser más sensato durante estas conversaciones difíciles, tienes la oportunidad de hablar y ver las cosas desde el punto de vista de la otra persona.

13) Hablas de la gente a sus espaldas

La gente habla. Pero es diferente cuando hablas de la gente a sus espaldas.

Algunas personas pueden salirse con la suya con este tipo de comportamiento, pero admitámoslo: no tiene mucha clase hablar de otras personas a sus espaldas. De hecho, este comportamiento refleja más quién eres tú que la persona de la que hablas.

Hablar de la gente a sus espaldas es un signo de inseguridad.

Hacer esto también demuestra a la gente que te falta valor y humildad para decirles las cosas a la cara, lo cual no son necesariamente razones para respetarte.

Qué puedes hacer tú:

Dedica tiempo a reflexionar sobre por qué te comportas así con la gente. Puede que haya razones subyacentes que debas aceptar y abordar. ¿Podrían ser los celos, la ira o la presión de grupo?

Sea cual sea la razón, entiende que lo que dices de la gente no es sólo tu propia perspectiva, sino que es un reflejo de quién eres.

Si te ayuda hablarlo con la persona, hazlo. Decir la verdad requiere agallas y puede que la confrontación no sea tu fuerte. Siempre es mejor hacerse respetar siendo brutalmente honesto.

La regla de oro

El respeto es esencial en cualquier relación. Aunque se gana con el tiempo, la clave está en abrir las líneas de comunicación entre las personas, especialmente las más cercanas.

No tengas miedo de hablar y, lo que es más importante, no olvides escuchar.

Mirarse en el espejo puede ser liberador. Puede ser una píldora difícil de tragar cuando te das cuenta de las cosas de ti mismo que hacen que la gente te falte al respeto. Pero ser consciente es un gran paso para tener mejores relaciones.

Por otro lado, a veces la gente no te está faltando al respeto intencionadamente. Puede que estén pasando por algo muy personal o que hayan vivido algo en el pasado que les haya llevado a comportarse así. Son cosas que escapan a tu control.

Charles R. Swindoll dijo:

"La vida es un 10% lo que te ocurre y un 90% cómo reaccionas ante ello".

El ciclo del respeto va más allá del concepto de "ojo por ojo". Se trata más bien de tratar a los demás como quieres que te traten a ti.

Para ganarse el respeto, hay que darlo.

Sé la persona compasiva que ve lo bueno en los demás. Puede que no sea lo más fácil, pero ser la mejor persona siempre merece la pena.

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